martes, 19 de agosto de 2025

Reflexión: ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Ucrania

Cuando la realidad política parece un guion de Kubrick 

 

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

 

“¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú”: la vieja sátira que nos sigue retratando

Hay películas que envejecen mal y otras que, paradójicamente, parecen rejuvenecer con el paso de las décadas. Dr. Strangelove (1964) —rebautizada en español con nuestro característico afán de simplificar la pronunciación como ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú—, sátira nuclear de Stanley Kubrick, pertenece a este segundo grupo, porque, aunque fue concebida en plena Guerra Fría, hoy resuena como si hubiera sido escrita para nuestro propio telediario: con Putin amenazando con misiles, Zelenski resistiendo mediante discursos que parecen guiones de una serie bélica, Trump soñando con regresar a la Casa Blanca mientras juega con la retórica del caos, y Europa, como siempre, dividida entre el miedo, la dependencia energética y la eterna pose de “aliado responsable”, que se tambalea cada vez que sube el precio del gas.

 

Peter Sellers,el doctor Strangelove. (COLUMBIA PICTURES)

 

Kubrick muestra a unos generales borrachos de testosterona y paranoia, dispuestos a destruir el planeta por un malentendido burocrático, mientras un presidente impotente intenta sonar racional hablando por teléfono con Moscú; si sustituimos el teléfono de baquelita por una llamada en Zoom o Whatsapp y cambiamos el despacho de guerra por Bruselas, el guion no necesita muchos retoques para retratar el presente: la guerra de Ucrania ha convertido a Europa en espectadora nerviosa de un duelo de egos, mientras los civiles huyen, mueren o esperan un milagro que nunca llega.

 

Lo más inquietante es que Kubrick ya nos advirtió de algo que seguimos sin aprender: el absurdo no es un accidente de la política internacional, sino su motor oculto; cuando Putin habla de “desnazificación” mientras bombardea escuelas, cuando Trump promete, en plena campaña electoral, acabar la guerra en 24 horas (Kinnard, 2025), para luego matizar que seran 100 días, o mientras, los europeos confían en sanciones que castigan más a su propia economía que a la del Kremlin, lo que vemos no es estrategia, es teatro del absurdo, tan grotesco como el Dr. Strangelove levantándose de su silla de ruedas para gritar “Mein Führer, puedo caminar”. 

 

La guerra en Ucrania se parece demasiado a esta comedia negra: unos pocos hombres toman decisiones en despachos cerrados mientras millones de vidas se convierten en estadísticas; el planeta, igual que en la película, se mantiene al borde del abismo nuclear por la mezcla letal de egolatría, ideología y estupidez humana; y nosotros, espectadores con acceso a Netflix, Twitter y tertulias televisivas, seguimos confiando en que algún adulto entre en la sala de mandos y desconecte la máquina antes de que sea demasiado tarde, aunque, para ser sinceros, Kubrick ya nos dejó claro que ese adulto, pues no, nunca aparece.
 

 

La sala icónica

 

Fuentes

Landaluze, K. (2024, enero 31). 60 años de «¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú», de Kubrick. Diario Gara.

Díaz Villanueva, F. (2005, 14 de agosto). Cumbre en Alaska. La ContraCrónica.

Díaz Villanueva, F. (2025, 18 de agosto). Ucrania entre la sartén y el fuego. La ContraCrónica.

Kinnard, M. (2025, abril 19). Cómo Trump se retractó de promesa de poner fin a guerra entre Rusia y Ucrania en 24 horas. Associated Press

Fox News. (2025, 8 de enero). Trump quiere poner fin a la guerra en 100 días, dice enviado de paz entrante a Fox News

Luck, P. (2025, 24 de febrero). How sanctions have reshaped Russia’s future. Center for Strategic and International Studies. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario