Lo legal no siempre es lo justo
Reconozco que cada vez que veo un desalojo como el del B9 de Badalona me invade una sensación difícil de esquivar. No es sorpresa, ni indignación puntual: es cansancio. Cansancio de una escena que se repite una y otra vez, con distintos edificios, distintos gobiernos y el mismo final. Personas en la calle. Siempre.
Se nos dice que es la ley. Y es verdad. Pero también es verdad que cumplir la ley no debería implicar dejar a la gente sin techo, y menos aún en pleno invierno. Cuando la ONU señala que este tipo de desalojos vulneran derechos humanos básicos, no está exagerando ni haciendo política partidista. Está recordándonos algo incómodo: que la legalidad, sin responsabilidad, puede convertirse en una forma de violencia institucional.
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| Imagen de Rudy and Peter Skitterians en Pixabay |
Lo que más me inquieta no es que el edificio se desalojara, sino que se hiciera sin una alternativa real. Porque eso no es una falta de recursos; es una elección. Alternativas había, imperfectas, costosas, complejas, sí. Pero existían. Lo que no existía era la voluntad de asumir el precio político de aplicarlas.
Y aquí viene la parte más incómoda de decir en voz alta: invertir en derechos hoy resta votos. Reubicar personas vulnerables genera conflictos vecinales. Apostar por vivienda social no se traduce en aplausos inmediatos. Defender a personas migrantes sin papeles no da rédito electoral. En cambio, un desalojo policial es rápido, visible y fácilmente vendible como “orden” y “mano firme”. Sale barato, al menos de cara a la galería.
En Badalona gobierna el PP, y eso pesa. Pesa porque el relato elegido ha sido el del control y la ejemplaridad. Pero sería ingenuo pensar que esto es solo cosa de un partido. La crisis de vivienda, la precariedad y la gestión punitiva de la pobreza llevan años construyéndose, con gobiernos de distintos colores mirando hacia otro lado. Lo que cambia ahora es que ya no se intenta disimular.
Me preocupa el mensaje que se normaliza: que hay vidas para las que siempre “no hay alternativa”, que la exclusión se gestiona con policía y que el sufrimiento puede contabilizarse como daño colateral aceptable. Me preocupa porque esto no soluciona nada. Solo desplaza el problema, lo endurece y nos acostumbra a mirar sin ver.
A veces se presenta todo esto como realismo político. Yo lo veo más bien como renuncia. Renuncia a hacer política en serio, a largo plazo, con responsabilidad. Renuncia a sostener que los derechos no dependen de encuestas. Renuncia, en el fondo, a una idea mínima de justicia.
El desalojo del B9 no es solo una historia sobre un edificio. Es un espejo incómodo. Nos devuelve la imagen de un modelo de ciudad —y de democracia— que prefiere no pagar el precio de cuidar, aunque eso signifique aceptar que algunas personas queden, literalmente, fuera.
Pensar que todo esto no nos afecta es una idea tentadora, casi tranquilizadora. Pero no es cierta. Nos afecta, aunque no siempre lo notemos de inmediato.
Nos afecta porque normaliza que los derechos sean frágiles y condicionados, algo que hoy recae sobre otros, pero que mañana puede alcanzarnos a cualquiera. Nos afecta porque una ciudad que gestiona la pobreza con desalojos y no con soluciones se vuelve más tensa, más desconfiada, menos habitable para todos.
Nos afecta también de una forma muy concreta: lo pagamos igual. Si no se invierte en vivienda y prevención, se acaba gastando más en emergencias, policía y servicios colapsados. La exclusión no desaparece; solo se desplaza y se encarece.
Y nos afecta, sobre todo, porque nos acostumbra a mirar hacia otro lado. A aceptar que dejar a personas en la calle es un daño colateral asumible. Cuando eso pasa, no solo se pierde justicia: se erosiona la vida en común, que es, al final, la única que tenemos.
Relatores de la ONU condenan el desalojo en Badalona y el «discurso estigmatizador» de las autoridades. (19 de diciembre de 2025). EFE via Swissinfo.
El Nacional. (19 de diciembre de 2025). ¿Apruebas el desalojo del instituto B9 de Badalona?
El Periódico. (20 de diciembre de 2025). Desalojados del B9 de Badalona acampan en la salida de la C‑31 y el alcalde anuncia que desmontará sus tiendas.
RTVE. (17 de diciembre de 2025). Los Mossos desalojan en Badalona el mayor asentamiento de migrantes de Cataluña.
Badalona Comunicació. (17 de junio de 2024). Serveis Socials continuarà atenent algunes de les persones que ocupen el B9 un cop desallotjat.

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